domingo, 22 de noviembre de 2020

Zaz - La Fée



Yo también tengo un hada en mi casa
en los canalones chorreantes,
la encontré en un tejado,
en su estela ardiente,
era una mañana, olía a café,
todo estaba cubierto de escarcha,
ella estaba escondida debajo de un libro
y la luna acabó borracha.
 
Yo también tengo un hada en mi casa
y su cola está quemada
ella debe saber bien que no puede,
no podrá nunca más volar
otros lo han intentado antes que ella
antes que tú, otra estuvo allí
la encontré replegada bajo sus alas
y creí que tenía frío.
 
Yo también tengo un hada en mi casa,
desde mis estanterías ella observa hacia arriba
la televisión pensando
que fuera es la guerra
lee periódicos de invierno,
se queda en casa
En la ventana contando las horas
en la ventana contando las horas
 
(...ah ah ah ...)
 
Yo también tengo un hada en mi casa,
y mientras toma su almuerzo
hace un ruido con sus alas quemadas
y sé bien que está estropeada
pero prefiero besarla
o tenerla entre mis dedos.
 
Yo también tengo un hada en mi casa
que quisiera volar
pero no puede.

Hace 12 semanas ya se entretejía la bienvenida de mi mitad de soledad.
La foto gritaba rostros entristecidos y cansados del amor,
la lejanía de nuestras almas era más evidente que nuestra triste verdad.
El pequeño gran gigante a empujones de abrazos y besos 
nos acercaba un par de segundos
pero el cariño y el deseo no pudieron florecer.
De vez en mes, extraño la invasión de mi espacio personal;
un abrazo, redactar la lista del supermercado, murmurar mi enojo
por cosas simples que me molestaban.
Hace 24 semanas que mastico mi tristeza, saboreo a escondidas mis pequeños triunfos,
disfruto de duchas de más de 5 minutos,
abrazo al amor de mi vida con tranquilidad
y bailamos juntos con sus pies sobre los míos.
De vez en cuando, con un susurro mudo, me digo: lo estás haciendo bien.