sábado, 11 de agosto de 2012

Los enamorados desenamorados

Todos los enamorados piensan en los finales, se imaginan cómo serán, sin embargo, no lo comentan a viva voz porque todos los términos amorosos parecen lejanos o casi imposibles. Todos los enamorados se preparan para el término de sus relaciones, están preparándose para ellos desde el primer beso, el principio del temor parece endurecerlos y comentan que no les dolerá tanto como las veces anteriores. Las reflexiones siempre son las mismas, este final (con el amor de turno)será fácil, todos llegan a la conclusión de que el olvido se logra con el pasar del tiempo. Todos sabemos que cada final de "un" amor, es más doloroso que el anterior, ¿por qué? porque se cometen los mismos errores, porque hay uno que siempre se desenamora primero, porque hay uno que sufre más. Cada enamorado siempre piensa que es él el que sufre más, mientras el otro está casi tan roto. Después del amor, lo que más pesa son los arrepentimiento, el cuestionamiento de lo que había que hacer para no llegar el final. Cada enamorado concluye y se sentencia a no enamorarse más, todo duele, la soledad se empecina en hacer el desamor más doloroso. Ahí está uno evitando lugares, canciones, reprime recuerdos, aleja las compañías, detesta los consejos y le parecen estúpidas las palabras de los condenados a la soltería. La soledad de los desenamorados es una pesadilla, piensa en esas parejas que se ven felices, en las hojas que caen de los árboles y de lo lindo que sería ver esas hojas cayendo con quien nos ha dejado, es como si hasta respirar doliera y es así como todo se transforma en desesperación, eso que se vive después del enojo. La desesperación es lo peor, ahí está uno haciendo hasta lo imposible para que el otro se arrepienta y vuelva, la dignidad se desvanece con el llanto nocturno. He pensado, como desenamorada, que la sabiduría, que me ha regalado tanto dolor, me hará sentir mejor, aunque sea en unos mil días más. ¿La verdad? no estoy desenamorada, sólo llena de temores e incertidumbre. Siempre recuerdo algo que dijo uno de mis profesores de filosofía, "ningún ser humano es de uno, se puede creer eso, pero cada persona es libre de irse cada vez que así lo desee". Lo peor del desamor es esta "selva de cemento" uno comparte cada lugar con el otro que ya no es nada de uno, por eso odio esta ciudad tan pequeña. Si todos los desenamorados se juntaran y reflexionaran, llegarían a la conclusión de que la soledad no es tan mala puesto que está de la mano con la libertad ( a mi no me gusta la libertad, a mi me gusta sentir que amo y que alguien también me ama), aunque luego cuando cada uno se dispusiera a irse a sus casas acompañados de esta delirante señora llamada "soledad" se olvidarían de las reflexiones y se empeñarían con cada paso en tropezar con un nuevo amor. Sabemos, señores lectores ( si que es que existen) que los amores eternos no existen, que la gran mayoría de los amores se transforman en esa ingrata palabra "costumbre", espero que esto no sea tan así, porque eso me llevaría también a eso que se llama "monotonía" (como dije antes, me carga esa palabra, es tan fea y mal acompaña a la palabra amor). Sigo enamorada, el desamor está aquí mirándome de frente para que la abrace y me libere, la ignoro, sólo escribo sobre ella y los desenamorados para que logre captar mi ironía en este texto hacía ella. (Sé que mis textos van de mal en peor, más aun a esta hora, cuando mis lentes se esconden a propósito y debo estar adivinando que cosa estoy digitando, de seguros mis estúpidos lentes se están desenamorando de mis ojos). Quisiera agregar algo más a esto del desamor, (pocos lo saben, más de alguien lo supone, sin embargo, ya no me avergüenza hablar del tema)a mi esta palabra me llevó a estar dos horas en una sala de emergencias, a estar fuera de mi cuerpo por tres días, me dejó una cicatriz que veré por el resto de mi vida (será mi lección cuando el amor me de una bofetada), me valió escuchar que me gritaran ¡egoísta! personas que no me conocían pero también aprendí que uno nunca está solo, que los verdaderos amigos sí existen, que la familia siempre te ama, que se pueden ganar personas que están dispuestas a escucharte y regalarte cariño aunque no te hayan conocido. La verdad si alguno de los mencionados lee esto les agradezco profundamente toda su compañía, sus palabras y su preocupación, es decir, a mis amigos, a mi familia, a mi ex profesora que me regala cariño violento pero siempre está ahí cuando lo necesito, a la señora de carácter fuerte que conocí por mi percance y que hasta el día de hoy me sigue aconsejando, incluso puedo darle las gracias a ese caballero "casi" agradable que me enseñó que no es el amor de pareja el indispensable, si no que es el amor de los que te rodean, por otro lado, aunque desafié a Dios y no gané, usted me enseñó que creer en él siempre ayuda.

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