lunes, 9 de mayo de 2011


Otra vez está aquí eso que me molesta, que me incomoda. De nuevo apareció eso que no me deja levantarme en las mañanas, lo que no me deja dormir en las noches. Es ese temor a vivir con una sonrisa diaria, es ese desencanto con las personas, ese odio permanente hacia los que trato de usted. Otra vez la apatía se ha vuelto mi mejor compañera, mis ganas de gritarle descontroladamente a ese hombre con un aroma desagradable, a ese que es mi pesadilla cada lunes y se esparece por toda la semana los disgusto que me provoca. Le he dado la bienvenida a mis días nefastos del pasado, a los recuerdos apagados y a esas desgracias que ¡usted! no considera.
Debo afirmar que por estos días mi ceño fruncido está pegado en mi frente, las palabras bonitas están a punto de transformarse en dolores de cabeza para quienes son mis autoridades, juro y prometo que gritaré desconsolada en mi cabeza muda sólo para no destruirle un buen día a un hombre falsamente agradable. Usted que se ha transformado en mi cansancio constante, en mis apatías diarias, en el que vino a desenterrar mi pasado y mis desilusiones, míreme a los ojos y de una vez ¡gríteme todas sus frustraciones! luego comencemos de nuevo para crear un universo paralelo entre mis desmedros y sus dolores.

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