lunes, 22 de octubre de 2012

Bárbara la idea de viajar, se decía.
El día está frío, la lluvia fina penetra más allá de la ropa, casi acaricia mi piel.
Noto cómo el aire se desliza ignorando mi presencia ¿Será que todos ignoran mi presencia?
Ayer, pasé frente a una vitrina gigante, fue raro, mi reflejo era invisible, pude sentir que estaba pero no me veía.Tal vez, eso pasa, la gente no me ve, la gente que quisiera que me viera, no me ve.
Sigue siendo bárbara la idea de viajar, cómo voy a abandonar mi lugar si no habrá nadie que me extrañe, que note mi ausencia.
Hace días que nadie me visita, ¿estaré haciendo algo mal? Tal vez el teléfono no funciona, hace días que no suena, tal vez, mi número no existe. ¿El celular? tampoco funciona, eso es seguro, ni siquiera ha sonado la alarma para despertar. Es cierto, hace días que no duermo, no me siento cansada.
Ayer note que al lavarme la cara, el agua no estaba fría, la ducha de costumbre no me mojó, pero la lluvia fina sí pudo penetrar más allá de mi piel.
Hoy no me he levantado, no iré a conversar con el cepillo de dientes, no dejaré de fumar, no discutiré con la peineta, mi pelo no tiene arreglo, está casi tan enredado como mis últimos pensamientos.
No entiendo, hace días que me observo, sigo intacta, aunque deseo, a veces, tener 16 o 18 años para vivir con pasión mis días amargos, ahora, todo me parece incómodo. Leo, leo casi todo el día, todo se vuelve más complejo, Unamuno vino a desordenar todo mi encanto por viajar, de qué sirve viajar si nadie me extrañará, por lo menos, los que yo quisiera que me extrañen no lo harán. De qué sirve viajar si no hay motivo para el regreso.  Baroja, ese hombre aburrido que describe todo, como si la imaginación del lector no alcanzara para imaginar como son los paisajes, qué aburrido. Sé que Ortega y Gasset es más interesante, aunque ahora no recuerdo qué dice, qué barbaridad.
Qué raro, yo, la tonta hablando de literatura, jamás la he comprendido. Sólo leo para abrumarme cuando no hay motivo para deprimirse. El dolor hace sentirse vivo. Esa es la razón de vivir.
Es cierto, hace días que no me siento triste, creo que desde el mismo día que la ducha no me mojó,en  que el cigarro no me relajó, desde el día en que el teléfono no sonó, desde el día en que me di cuenta que nadie me extrañó.
 Personaje de papel seré, eso es. De seguro Dios decidió que no existiera, es cierto, estoy distraída  tal vez fue así, no me di cuenta.
Hoy tampoco el cepillo de dientes me regañó, siguen sin llamar.
Bárbara la idea de viajar, personaje de papel, seguro eso soy, estoy clavada en la incertidumbre, de seguro nadie me extraña. Mejor duermo, me siento cansada, mañana tal vez suene el teléfono o el timbre. Si el aire sigue ignorando mi presencia, si nadie extraña a uno, de qué sirve ausentarse más, sigue siendo bárbara la idea de viajar. Ahora es bárbara la confusión de no saber si ser o estar.
He viajado, qué barbara la idea de quedarse en el lugar de donde partí, siguen sin llamar, siguen sin extrañarme. No duermo. Hoy la ducha sí mojó, el cepillo me regañó. Bárbara la idea de volver, me quedo aquí, nadie me conoce, el teléfono sonó, tal vez alguien ha comenzado a extrañarme otra vez. Bárbara la idea de no saber si ser o estar.

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