domingo, 13 de mayo de 2012

Pesimista soñadora

Nunca sabré con certeza que fue lo que me llevó hasta él, que fue lo que me trajo hasta ese lugar lleno de fantasmas con sonrisas poco agraciadas, mi cara pálida y mi ironía escondida bajo mi pestañas encrespadas con calma, se negaron a salir.
Tal vez, debo suponer que fue la desafortunada suerte que no me abandona jamás.
Me dio de golpe una ráfaga de desaires y comentarios desafortunados, asustada quise salir corriendo, me retuvo una mirada triste y desesperada, necesitada de apoyo, compañía y amor. Traté tantas veces de desatarme de toda esa situación amarga, de esas miradas que te exploran el alma, así como tratando de desarticular cada uno de mis pensamientos, con el fin de llegar hasta algún mal recuerdo para echarme a patadas del corazón de ese hombre que me conquistó con esfuerzos tiernos.
Él y yo gustábamos de las cosas simples de la vida, de caminar en tardes heladas, con nuestras manos atadas tratando de ganarle al frío del invierno, de mirar el cielo y descubrir viejos edificios que antes no habían existido para nuestras miradas pegadas al suelo, tristes por algún desamor.
Alguna vez quise gritarle a la vida que quería ser libre, pero a mi manera, esa libertad que te deja amar deliberadamente, sin importar cuantas desgracias se posaran sobre mis hombros.
Debo admitir que todas mis miradas mal agestadas se apoderaban cuando tenia algún contacto con quien era dueña de todas mis frustraciones y desamores que encolerizaban mi alma, la mayoría del tiempo me tranquilizaba pensar que en algún momento ya no estaría más.
La verdad, todos mis desencuentros y mis manías de explotar en  rabia se hacen menos notorias a medida que mi cabeza se curte de tantas desgracias.
Algún día mis días malos, mis amores sufridos se acabaran, se apagaran como mi vida, de una forma triste, lenta y desganada, supongo que siempre tendré la convicción de ser libre, a mi manera, pero libre, aunque sea de pensamiento. Sigo enamorada de ese hombre que me conquistó con esfuerzos tiernos, sigo perdida en esa mirada triste pero sincera, sigo siendo una pesimista soñadora.

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