sábado, 12 de noviembre de 2011

Maldita jaqueca, siempre es el último punto seguido de un mal día, el punto final siempre termina siendo un ataque de ira incontrolable o un mar de sollozos mudos que terminan ahogados en algún rincón de mi cama, y todo es porque por lo general la pasión me inunda cuando no puedo controlar esto que no sale de mi cabeza.
Es como si hubieran depositado kilos y kilos de mal humor, tristeza y pasión dentro de mi conciencia y mi alma. Les juro que no sé cómo controlar esto, es como esa canción irritante que se queda pegada, es como ese malestar físico que nos incomoda pero no logramos saber en que lugar de nuestro cuerpo está.
En días como este, donde me levanto con confusiones inventadas que luego, a medio día  se transforman en mal humor, todo se vuelve negro. La soledad me empuja para que tropiece con la apatía, es así como sin controlarlo puedo desgarrar incluso los pétalos de la flor más linda, es así como con una mirada podría herir a alguien o incluso arrebatarle más de alguna lágrima a una de las personas que más amo. En días como este, podría escaparme junto a la soledad e intentar morir de vieja en algún lugar recóndito. Podría desprenderme del amor de mi vida y morir ahogada de desamor. En días como estos, podría insultar al personaje más respetado en mi vida si es que no me entiende.
Cuando el día se apaga, todo el mal humor se transforma en tristeza, esa tristeza que te hace añicos el pecho y más aun los pensamientos, ¿la solución? siempre la misma, es un sentimiento firme, casi por inercia mi cabeza crea ese mapa mental de los pasos a seguir, incluso puedo sentir la libertad que me regalaría ese plan  que casi siempre se vuelve nada. Serían menos de 15 minutos, todo estaría en hacer caso a la ironía que aprieta mi corazón en aquel momento, desencadenar el final y mi pequeña libertad a esto que yo, les juro, no sé manejar...
En días sucesivos a estos, incluso podría correr 3 maratones seguidas, hacer caritas para regalarle una sonrisa al que se encuentra triste, etc. es como si estuviera pegada en el techo.

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