La poesía no está fuera del hombre, está dentro de él mismo;
por manera que un verdadero poeta, por fuerza es hombre bueno,
de alma grande, de corazón noble, despreciador de los vicios ruines;
la codicia, las industrias lucrativas no tienen lugar en su pecho;
y rico de los bienes de la naturaleza, se sonríe de los de la fortuna.
El poeta de alma, de corazón, no de cabeza, es enemigo de los malos;
ni envidia, ni maldice, ni malquista, ni injuria solapadamente a aquellos cuya reputación le molestaba; o más bien el verdadero poeta no le molestaba la reputación de los demas, porque él se siente superiror, o está pronto a reconocer la superrioridad ajena, otra virtud.
La poesia es la belleza, la perfección del alama; poetas malvads no los hay, te lo puedo afirmar y te lo afirmo; poetas ruines, mucho menos.
Juan Montalvo
Capitulos que se le olvidaron a Cervantes
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